Aunque se trata de "una dependencia psicológica y no orgánica, como la que provoca el consumo de sustancias psicotrópicas", según Lucio Balarezo, de la Sociedad Ecuatoriana de Psicoterapia Integrativa y maestro de la U. Católica. Más que como una adicción, cree, debería tratarse como una alteración en el control de los impulsos. Sugiere preguntarse hasta qué punto la necesidad de conexión le hace dejar de lado a la familia, al estudio...
Gissela Echeverría, terapista sistémica y educomunicadora,
trabaja con chicos que han desarrollado una adicción al Facebook, entre otras
redes. Buena parte llega por su bajo rendimiento escolar. Pero luego ella
descubre que el origen del problema es el servicio de Internet ilimitado de
casa. Hay alumnos que pasan cinco horas del día conectados. Y madres que se
quejan porque despiertan a las 04:00 y sus hijos no han apagado la tableta.
Escucha a adolescentes, víctimas de ciberbullying por ventilar su vida en las
redes... A otros que encaran a sus madres porque ellas también juegan Candy
Crush, de modo compulsivo, o que reclaman porque su padre no se desconecta de
la oficina ni el fin de semana. Echeverría está por publicar un libro sobre los
riesgos de convertirse en adictos a las redes. Culpa a la falta de límites del
auge del trastorno. Recibe niños con dificultades para recortar, pero que
manejan iPad. Y a chicos con 3 000 contactos en Facebook.
En la vida real solo
conoce a 200 de ellos. Napoleón Vásquez trabaja con otros cuatro psicólogos.
Los cinco atienden a unos 15 pacientes cada día. El 60% por trastornos
relacionados con la dependencia a las redes sociales. Niños desde 6 años le
confiesan no poder vivir sin dos horas diarias de Internet. Hay universitarios
que en las tardes, mientras hacen tareas se conectan y sin darse cuenta son las
02:00... Colegiales que ponen el celular sobre la almohada. Van semidormidos a
clases. Vásquez sí lo considera una adicción porque genera cambios
psicológicos, hace que se aíslen, se ríen a carcajadas frente a la pantalla,
pero no saben relacionarse en la vida real.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
define a la ciberadicción como una "adicción sin sustancia". Es decir
la coloca junto a otras como la ludopatía o las compras compulsivas. La
Asociación Americana de Psiquiatría, editora del manual más usado para el
diagnóstico de trastornos mentales, ya la ubicó en su listado en el 2013.
La
terapista Echeverría apunta que en los cerebros de quienes usan Internet de
forma excesiva, como en consumidores de droga, se libera dopamina. ¿Cuándo? Por
ejemplo, cada vez que alguien recibe 'likes' (me gusta) en Facebook siente
aceptación y reconocimiento. Esa necesidad puede convertirse en adictiva si se
dejan de lado actividades para dedicarse a fisgonear en los perfiles de los
contactos, a subir fotos del momento en vez de disfrutarlo..
. ¿Qué pasa en la vida real de quienes
cuelgan hasta la ecografía de sus nenés en el Face?, cuestiona Echeverría. Por
eso, pese a saber que les generará la angustia, propia del período de
abstinencia de los drogadictos, hace que sus pacientes se aparten del celular
por lo menos dos meses. "Una vez se le cayó el BlackBerry y no se prendía.
Se puso ansioso y desesperado", cuenta Marcela, de 30 años. Su sobrino de
10 años está a su cargo. Su hermana y su esposo están en España. Buscó a
Vásquez porque su sobrino almuerza pendiente del 'trin, trin, trin', como ella
describe al sonido de las alertas de Facebook. No habla, no quiere ir al parque
ni los sábados. Le parece aburrido frente a la opción de navegar en Internet.
José Cruz, de la Aso.
Ecuatoriana de Psiquiatría, señala que no hay
un tratamiento establecido para ese trastorno. No tiene esos pacientes. Pero
afirma que sería negativo prohibir el uso del Internet porque todos tienen la
necesidad de estar comunicados. Sugiere una terapia conductual y acuerdos sobre
horas límites de uso. Lo mismo opina el psiquiatra Fabián Guarderas. Ha hablado
de esta adicción con colegas, les parece más compleja que otras. Por eso pide
prevenir y fijar horarios de conexión. Revise qué tan grave es su caso Síntomas.
El usuario siente la necesidad de conectarse
cuantas veces puede en el día, aunque sea por un período de tiempo muy breve. Y
así pierde el control sobre las horas de conexión. Compartir. Publica fotos de
cada evento de su vida, de la comida que se sirve o cocina; del libro que lee;
de la gente que encuentra, y no puede dejar de usar su celular incluso en
encuentros familiares.
Consecuencias. Estudios internacionales dicen que la constante exposición a la Internet desgasta la mielina, una sustancia que cubre y protege las fibras neuronales y trasmiten cargas eléctricas en el sistema nervioso central..
Consecuencias. Estudios internacionales dicen que la constante exposición a la Internet desgasta la mielina, una sustancia que cubre y protege las fibras neuronales y trasmiten cargas eléctricas en el sistema nervioso central..
Peligro No descansa ni cuando está acostado, vive en un estado
de alerta constante. Está a la espera de mensajes, de interacciones, de
respuestas.
Wao que interesante saber esto para poder identificar en uno o en algunos miembro de la familia que no lleguen a ese estado. Buen trabajo
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